Dilema ético de la eutanasia
La eutanasia
significa una muerte buena. Desde el punto de vista jurídico, es la muerte sin
sufrimiento físico provocada por propia voluntad de un enfermo incurable. En la
práctica consiste en administrar drogas, fármacos u otras sustancias que
alivien el dolor aunque con ello se acorte la vida. La decisión de la aplicación
de la eutanasia ha sido un problema persistente en la historia de la humanidad,
ideologías diversas se enfrentan defendiendo sus argumentos de si debe o no
practicarse.
Lo verdaderamente
importante es que el hombre, como ser racional, capaz de revolucionar
constantemente la ciencia y la técnica y de transformar la naturaleza en
beneficio de la especie, debe también morir con dignidad (1).
Evolución Histórica
En la Antigua Grecia
la eutanasia no se planteaba como un problema moral ya que la concepción de la
vida era diferente, para este pueblo una mala vida no era digna de ser vivida y
por tanto ni el eugenismo, ni la eutanasia complicaban a las personas. Cicerón
le da significado a la palabra como muerte digna, honesta y gloriosa.
Hipócrates representa una notable excepción: él prohíbe a los médicos la eutanasia
activa y la ayuda para cometer suicidio. Platón dice: se dejará morir a quienes
no sean sanos de cuerpo. En la Edad Media, bajo la óptica de creencias religiosas
cristianas, la práctica de la eutanasia es considerada como pecado, puesto que
la persona no puede disponer libremente sobre la vida, que le fue dada por un
ser sobrenatural. Las religiones monoteístas como la católica, entienden que el
privilegio de la vida, implica conocer la muerte, por lo que se debe estar plenamente
consciente del momento final para despedirse de familiares y amigos y poder
presentarse en el más allá con un claro conocimiento del fin de la vida.
Con la Modernidad, se
desgaja el pensamiento medieval, la perspectiva cristiana deja de ser la única
y se conocen y discuten las ideas de la Antigüedad Clásica, se defiende que la
salud puede ser alcanzada con el apoyo de la técnica, de las ciencias naturales
y de la medicina. Francis Bacón en 1623, defiende que la muerte de un enfermo
ayudado por el médico no constituye un problema religioso ya que es al
científico a quien le corresponde determinar cuándo un hombre enfermo debe morir
o no. Tomás Moro 1516, presenta una sociedad en la que los habitantes justifican
el suicidio y también la eutanasia activa, sin usar este nombre. A fines del siglo
XIX, en América del Sur existía la persona del despenador o despenadora, encargada
de hacer morir a los enfermos desahuciados a petición de los parientes. En el
presente, se sustentan diferentes opiniones sobre la eutanasia y son variadas las
prácticas médicas y las legalidades en distintos países del mundo (1).
Dilema ético de la eutanasia
La eutanasia ha sido
manejada por dos corrientes filosóficas, integradas por hombres de ciencia y
religión basándose en las creencias y conocimientos que hasta ese momento sus
semejantes, como seres sociales, han desarrollado invocando la dignidad humana,
tanto para defenderla como para rechazarla. Para sus defensores, la dignidad
humana del enfermo consiste en el derecho a elegir libremente el momento de la
muerte. Para sus detractores, la dignidad humana es oponerse a este derecho por
considerarlo una arbitrariedad humana frente a un asunto exclusivamente divino
para algunos y exclusivamente científico-legal para otros (1).
A pesar de que se
considera como una decisión final, la eutanasia solo está permitida legalmente
en tres países, en el estado de Oregón, Estados Unidos, donde sus ciudadanos
aprobaron por referéndum en 1997 la ley de muerte con dignidad; en Holanda,
vigente desde abril de 2001, con una serie de garantías y limitantes legales
que de no cumplirse pueden desembocar en procesos legales en contra de los
médicos, y finalmente en Bélgica, que en septiembre del 2003, se convierte en
el segundo país en aprobar leyes a favor de la eutanasia, más flexibles que en
el caso de Holanda pero también rígidas en cuanto a procedimientos legales. El
debate sobre licitud moral de la eutanasia ha llegado a exacerbarse tanto que
incluso se han creado asociaciones que claman por el reconocimiento de un
legítimo derecho a morir con dignidad. El movimiento para la legalización de estas
prácticas comenzó en Inglaterra en 1935, con la creación de la Asociación por la
Legislación de la Eutanasia, años después se funda otra asociación con el mismo
objetivo en Estados Unidos.
En España ha cobrado
pujanza la asociación pro derecho a morir dignamente, presidida por el filósofo
Salvador Panikér. En la declaración de Lisboa "Derechos del
paciente", enunciada durante la 34 Asamblea Médica Mundial, Portugal 1981,
se recoge el derecho del paciente a, después de ser adecuadamente informado sobre
el tratamiento, aceptarlo o rechazarlo y morir con dignidad. En la 35ª Asamblea
Médica Mundial, en Venecia, Italia, Octubre 1983, se adopta un "Postulado
sobre la Muerte" donde se reafirma que la determinación del momento de la
muerte debe ser responsabilidad del médico. Por el contrario en octubre de
1987, en Madrid, en la 38ª Asamblea Médica Mundial se firma una declaración sobre
este particular donde dispone que "La eutanasia, aunque sea por voluntad propia
o a petición de sus familiares, es contraria a la ética".
En Ginebra, en 1990,
la OMS considera que con el desarrollo de métodos modernos de tratamiento
paliativo, no es necesaria la legalización de la eutanasia. En mayo del 2005,
en la 170ª Sesión del Consejo Divonne-les-Bains, Francia, se ratifica la Declaración
Adoptada en España en octubre 1987. Cuba, en el Simposio Internacional de
"Coma y Muerte" realizado en Varadero, Matanzas en el año 2008, sobre
la tesis de la muerte, confirma su posición en contra de la eutanasia y defiende
los principios médicos de curar, aliviar o acompañar al paciente (Mtra. Elma
del Carmen Trejo García. Investigadora Parlamentaria. Legislación Internacional
y Estudio de Derecho Comparado de la Eutanasia. Enero, 2007).
Un ejemplo de este
debate en la práctica médica se manifiesta al diagnosticar una muerte cerebral.
Unas personas consideran acertado el hecho de auxiliar a morir a un paciente a
quien se le haya diagnosticado muerte cerebral, lo cual evitará sufrimiento a
los familiares, al personal médico y paramédico, evitará gastos de recursos
materiales y humanos, dando la posibilidad de brindar atención especializada a
pacientes cuya expectativa de vida puede ser mejor. Los que se oponen,
mantienen el criterio de que aunque el paciente no puede realizar ninguna de
sus funciones por sí mismo, sus órganos vitales no dejarán de funcionar mientras
reciba ayuda médica y paramédica especializada, no obstante, oponentes y
proponentes, apoyados en el consentimiento científico, reconocen que esta práctica
da la posibilidad de disponer de los órganos y tejidos para el trasplante con tiempo
suficiente para mantener su perfusión, extracción y conservación una vez certificada
la muerte cerebral y con el consentimiento familiar realizar ablaciones de
estos órganos.
En el Código Civil
vigente en la República de Cuba la persona jurídica "es todo ser capaz de
derechos y obligaciones", y la personalidad es "el atributo
consustancial al ser humano que consiste en sujeto activo o pasivo de
relaciones jurídicas", así lo señala Clemente T, en la Parte General del
Derecho Civil, editado por la Universidad de La Habana, en 1985, citado por
Machado Curbelo C. De acuerdo con esas definiciones, una vez que se ha establecido
el diagnóstico de muerte encefálica, el propio estado de irreversibilidad de las
funciones del encéfalo en ese paciente, lo excluye de la condición de ser humano,
puesto que, al dejar de constituir una unidad socio-psico-biológica ha cesado
de ser persona, y por tanto no posee personalidad jurídica.
Este conflicto está
determinado por la ética que implique el asunto en cuestión y que para
determinar la ética de un proceder hay que hablar de moral, justicia, verdad,
conocimiento científico y sociedad, ya que es precisamente en la sociedad donde
se forman estos valores que, unidos al conocimiento científico, contribuyen a la
formación de la ética médica.
El caso más reciente
donde están mezclados renglones tan delicados como ley, religión, moral,
cultura, labor del médico, motivos económicos y motivos familiares, fue el de
Eluana Englaro, una joven que permaneció en coma desde 1992 hasta marzo del
2009, cuyo padre luchó en los tribunales y ante la opinión pública por el derecho
a la muerte de su hija "a la luz del sol, sin engaños", "Yo no
tengo soluciones para proponer, pero creo que este tipo de problemas se deben
resolver a través de leyes", anunció el Ministro cuando le preguntaron por
este caso. Beppino Englaro, padre de Eluana, hizo una campaña dirigida a las
autoridades italianas, incluyendo al Jefe de Estado Carlo Azeglio Ciampi, para
que debatiera sobre la moralidad de mantener con vida a "individuos que
han perdido de forma irreversible la posibilidad de experimentar cualquier tipo
de emociones". "Estas personas se encuentran imposibilitadas para
decidir si quieren ser mantenidas en estado vegetativo por años o
décadas", dijo Englaro. El médico que ayudó al padre de Eluana a llevar el
caso a los tribunales, el neurólogo Carlo Alberto Defanti, explicó que
"hace treinta años, situaciones como esta no se producían, porque son producto
de la terapia intensiva, los pacientes son cuerpo sin pensamientos, sin comunicación,
sin posibilidad de cambiar. Se podría decir que son cuerpos sin alma, sin
espíritu."
La ética médica es y
será siempre la evaluación política de un sistema de salud, porque las
políticas de salud afectan directa o indirectamente todos los aspectos de la
vida cotidiana: las acciones, los comportamientos y las decisiones. Pueden además,
prohibir conductas que se perciben como riesgosas, alentar las que se consideran
beneficiosas, proteger los derechos y el bienestar de algunas poblaciones,
impulsar ciertas actividades o proporcionar beneficios directos a los ciudadanos
necesitados. Las políticas reguladoras pueden definir acreditaciones profesionales,
establecer controles de precios para los bienes y servicios, determinar
criterios de calidad, seguridad y eficacia para los servicios de la salud y tratar
cuestiones de regulación social, tales como las relacionadas con la seguridad social
y ocupacional (1).
Los profesionales
cubanos de la salud han podido constatar que en la mayoría de los países de
este mundo unipolar, médicos, paramédicos, trabajadores de la salud en general
y familiares de estos pacientes, ante un diagnóstico de muerte cerebral deciden
desconectarlos de las máquinas que mantienen sus órganos vitales funcionando,
para evitar una estadía hospitalaria prolongada que redunde en gastos excesivos
para los familiares al tener que pagar por el derecho a una cama, a la atención
especializada, por la utilización de recursos humanos y materiales, la compra
de medicamentos que esta enfermedad requiere para mantener una evolución
satisfactoria o estable y los recursos científico-técnicos que permitan a los especialistas
llegar a un diagnóstico mejor y certero, ven con desconcierto como esta
decisión la toman de la forma más rápida posible y está dado porque mientras más
se demoren en decidir, más tendrán que pagar y es que en estos países con la muerte
del paciente no termina el sufrimiento de los familiares pues estos instantáneamente
se vuelven deudores de los servicios médicos que ha recibido el paciente, aun
en algunas instituciones estatales, lo que genera grandes sacrificios para
pagar la deuda adquirida, por tanto, ellos pueden hacer o hacen algunas de las
maniobras siguientes:
- Retirar a sus hijos
de las escuelas que tienen que pagar.
- Trabajar en más de
2 o 3 centros laborales.
- Hacer turnos de
trabajo dobles.
- Vender sus
propiedades (casas, autos, negocios y otros).
En muchos de estos
países se ha constatado cómo las clínicas privadas se dedican a mercantilizar
la salud y le brindan al hombre todos los servicios que necesite, allí se encuentran
todos los recursos humanos, materiales y técnicos que se requiera para mantener
la vida de estos pacientes el tiempo que sea necesario y todo ello redundará en
beneficios monetarios para los dueños.
El sistema de salud
cubano basado en los principios del carácter estatal socialista, gratuito,
accesible, preventivo y altamente calificado, unido a la ciencia, la docencia y
la práctica médica con participación de las masas en las tareas de salud, hacen
que cobren una dimensión excepcional los aspectos mencionados e introduce otros
como el del internacionalismo, la solidaridad humana y el patriotismo, pero
sobre todas las cosas, cuando los cubanos se enfrentan a situaciones difíciles
con los pacientes, tienen el privilegio de pensar solamente en el hombre
enfermo, en las oportunidades que la revolución científico técnica de nuestro
tiempo pueda redundar en beneficio para su salud y la calidad de vida, sin
tener que pensar en dinero ni pérdidas monetarias o materiales futuras.
El amor al trabajo y
al hombre, el respeto por la vida y al ser humano en su integridad, el sentido
del deber, la responsabilidad, la honestidad, el altruismo, el desinterés y la
dignidad profesional entre otros, son valores que deben llegar a convertirse en
virtudes que caractericen la actuación del médico al asimilarse como valores
personalizados, expresión legitima y auténtica del sujeto que los asume.
Contando entonces con
una sociedad culta, responsable y honesta, con profesionales dispuestos y
preparados para afrontar las más duras decisiones acerca de la vida humana, con
un sistema de salud que garantice la verdadera medicina, la que precave, cabe
cuestionarse nuevamente la ilegalidad de elegir entre una muerte necesaria desde
el punto de vista humano, que evite el dolor y el sufrimiento personal y
familiar y que por demás asegure, quizás, la vida larga y efectiva de otros
semejantes o el corto espacio de vida llena de dolor y sufrimiento que media
entre la enfermedad incurable y la muerte irremediable, sin contar los gastos
que se ocasionan por considerarlos derecho soberano del paciente.
Determinar si un
hombre debe morir o no, por los siglos de los siglos encontrará oponentes y
proponentes y de esta investigación se deriva que el hombre debe mirar a su
alrededor, escuchar y preguntar el por qué de una decisión como esta, buscar la
mejor manera de aliviar al ser humano de sufrimientos y preocupaciones, ubicarse
en su sistema, cultura y religión, entender que el lenguaje de la ética ha sido
adoptado no solo por pacientes, familias, médicos, economistas, ministros,
jueces y
administrativos de la salud, independientemente de su corriente filosófica y su
sistema social y entender que lo único verdaderamente importante es que el hombre,
como ser racional, capaz de revolucionar constantemente la ciencia y la técnica
y de transformar la naturaleza en beneficio de la especie, debe también, morir
con dignidad (1).
Efectivamente! La opción racional de terminar con la vida misma es parte de mantener una vida digna, la medicina contemporánea ah enfocado sus tratamientos en pacientes terminales en aumentar sus días de vida, dejando de lado las opciones sobre el deseo de continuar con si vida al paciente, siendo que esto sea indigno y con perdidas económicas para familiares, la vida y la muere son temas que la sociedad no permite afrontar con libre pensamiento. Sin embargo, para el mundo medico la eutanasia reflejaría perdidas en algunos rubros de la medicina, que viven de los pacientes con poca esperanza de vida.
ResponderEliminarAtte. Diego Aguilar
mas bien seria de los pocos pacientes con poca esperanza de vida realmente analizar cuales serian las opciones a seguir: 1 vivir y depender motrismente hablando de una maquina si es que no tenemos pensamiento alguno (estado vegetal) esperando que algun otro organo falle y llegue el fallecimiento de la persona simplemente alargando la agonia de la familia y de la persona en si y 2 darle a entender a la familia el verdadero estado de lapersona asi como sus esperanzas, pues como se dice, mas vale vivir dignamente o vivir aunque se tenga la pequeña esperanza de que se recupere el paciente, a vivir dependiendo de una maquina y sin pensamiento alguno.
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